lunes, 14 de septiembre de 2015

Las religiones






Las religiones, como doctrinas creadas por las gentes,
no generan vida, fagotizan a las personas,
al congregarse en organizaciones,
pasan a ser entes absorbentes
del ser y estar de los individuos de razón.
Así, las organizaciones religiosas,
se transforman en sanguijuelas de sus adeptos.

La vida de los creyentes,
igual que la de la organización,
está sujeta a rituales,
gestados y adoptados a lo largo de los tiempos;
los que no son otra cosa que una forma de expresión,
de vivenciar aquellas creencias.

Sus textos, no dejan de ser expresiones
de voluntad y deseos de las gentes,
quienes con mayor o menor capacidad y acierto,
expresaron una forma de ver y sentir
el hecho religioso, nada dicen, nada crean,
sólo sirven al individuo que aquello vive.
Observa la historia, verás que ninguna religión ha servido
para unir y relacionar a las gentes,
todo lo contrario,
ha creado dispersiones, enemistades,
ha enfrentado a gentes y pueblos,
incluso a padres e hijos y hermanos de sangre.

Por la religión se han producido guerras y los mayores
atropellos humanos, de unos contra otros,
sin sentido ni valor social o individual alguno.
Observa los muertos de uno y otro bando,
veras que ambos son la misma cosa.

La religión, cualquiera que ella sea, no es,
no puede ser otra cosa,
que la búsqueda de la paz, la razón,
el entendimientos de los iguales,
en suma, la felicidad humana.

¿Cómo y por qué nace el concepto de la transcendencia?,
¿no es acaso como una prueba de la limitación humana
ante la naturaleza que le rodea?.

De aquello al hecho religioso actual,
dicta gran trecho, entre otras cosas,
la gran comercialización en que las organizaciones
religiosas han transformado aquel fenómeno.

¿Qué es Dios/Yahvé/Jehová/Alá?.
No son otra cosa distintas expresiones
de un mismo concepto.

¿Qué es el pecado?, ¿Qué es el cielo?,
¿Qué es el infierno?. Absolutamente nada,
un invento de unas gentes,
para domeñar a otras gentes.

© Jcb