Tú que gozas con dignidad de libertad,
que no caminas por las orillas de los senderos,
que miras y ves el mundo sin cerrojos e insolencias,
que no vives ausencias y esperas sin miedo.
Tú que eres persona esperanzada y dichosa,
que gozas de la vida con dignidad y en
hermandad con tus semejantes.
No olvides que la sana competencia
sólo te insta a la superación, no a la rivalidad,
por contra, te exhorta a crear vida cívica en fraternidad.
Ningún semejante puede ser enemigo de un igual.
La humanidad es plural en la diversidad,
pero es una y única en igualdad y en la discrepancia,
que no es otra cosa que pericia e imaginación.
© Jcb.