jueves, 24 de agosto de 2023

DIGNIDAD POLÍTICA

 




Nunca pienses, cualquiera que sea el lugar que ocupes

que eres más que quien te ayudó a llegar.


Si ocupas un lugar, el que sea, se digno de él.

Tu nombre será reconocido por el Sillón que ocupes.


Honra el puesto que te dieron a ocupar.

No te sobres valores, tampoco infravalores a los

que están un peldaño inferior al tuyo (como si fueren cien),

pues tu altura la debes a ellos.


Tu dignidad no es por ti mismo,

cuanto sí por el Sillón que ocupas,

Te debes a él y a su dignidad.


Eres digno tanto en cuanto lo es

el Sillón que te han dado a ocupar.

A él te debes. Se libre y fraternalmente justo.


Antes de escuchar a los que te alaban,

presta oído a tus oponentes,

inclusive a los que jamás compartirán contigo,

sus tristezas y tus glorias.


Se fiel al Sillón que temporalmente te han prestado

y a aquellos que hicieron posible que llegases al mismo,

incluso a aquellos que fueron,

en un momento dado, tus oponentes o contrarios.


Nada te puede ser ajeno, ni nada te puede ser indiferente,

incluso la causa de aquellos que nunca confiaron en ti.


Procura que tanto tú como los que te rodean,

seáis personas satisfechas, con el deber cumplido.


Que tu trabajo y el de los que te acompañan sea perfecto.

Y, si en esa perfección alcanzas la excelencia,

habréis alcanzado la brillantez.


Tus metas deben tener un tiempo limitado,

aquel Sillón tiene una temporalidad máxima cierta (no más de DOS legislaturas).


No te desocupes nunca de tu quehacer ordinario, menos aún del extraordinario.


Procura que jamás te ciegue el “brillo” de la superficialidad.


Jamás olvides que eres un empleado por cuenta ajena, por ende eres delegado de 

quienes te designaron, a los que te debes en todo tiempo y lugar.

Y tal delegación, en modo alguno te autoriza a que, a tu antojo,

puedas crear empleo, con cargo a saldos ajenos.


© Jcb