EL ABRAZO

 

A Luisa Miguel

Tu/mi abrazo encierra y admite el afecto,

cuyo reconocimiento es contento

por la estancia y esperanza sin lamento,

quien diligencia todo encuentro adicto.

Dulce y de amable armonía, convicto

por acuerdo de voluntad y aliento

de vida afable, expresión del acento

de competencia y belleza en extracto.

Gestor de paz, hermanamiento y asiento

de equidad a dos, mínimo y preciso,

fomento hacedor del canto de vida.

Su cortesía es ceñido cemento

que fija y concede brillo conciso,

te toma, guarece y accede sin mida.

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En el jardín de las virtudes y los defectos,

es preciso valorar lo que es nuestro,

toda vez que unas y otros son huéspedes

de la misma mochila.

Por tal, allá donde quiera que estemos,

nuestras huellas quedarán impresas,

ya que ellas son hijas de nuestro yo.

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LA ROSA

 

A mi madre

In Memoriam

La rosa roja, para nos es la flor más

hermosa querida y de singulares

colores, que en sumo grado abonares,

cual alimento que estimas y aclamas.

Sobre tierra acunada das y ahormas

la floración por la que le abortares

hijuelos malasangre que acallares

segando el progreso en sus sanas ramas.

Ganar las bellas florestas para hermanar

su inmune poder y crear belleza

que arrastre el bien habitar del humano.

Son sus huellas las que rastrea abotonar

su pequeño jardín que sin pereza,

nace, crece y cría sin tábano.

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IX

 

Eres la certeza que atiza el fuego,

vives en los extremos de tus huellas

entre estelas de las vidas más bellas,

nada te importa del excéntrico ego.

Juegas con el mendrugo de pan, luego

caminas por los límites, destellas

luces de vida por la que descuellas

armonía en viva voz con sosiego.

Con distinción empleas santo y seña,

de ello da fe tu personal empeño

por jugar en tu campo y con distancia.

Con tal hacer limitas al que sueña

ganar la partida con desempeño

firme en su viciada dialéctica.

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