domingo, 23 de febrero de 2020

I




Pese a mi debilidad siento fuerza,
mi fortaleza es recia, tal que dentro
de mi, la flaqueza la da el encuentro,
generador de energías en orza.

Los hierros pueden ser los fallos fuerza
para alcázar un trozo de alabastro,
que embellezca y soporte aquel camastro,
a fin de generar lo que refuerza.

Provocar, puede aligerar la gestión,
todo es cuestión de calcular las fuerzas
de cada momento y medir opciones.

Aunar voluntades es esa misión
de razón que con reflexión azuzas,
eso que cada uno ve como dones.

© Jcb

domingo, 16 de febrero de 2020

0022





La oscura noche extiende su negro manto,
todo cambia, la tristeza se expande,
la lluvia acecha el trigal,
con la amanecida llegan los frutos.

© Jcb

sábado, 15 de febrero de 2020

TU MUNDO, NO ES MI MUNDO




Si tu mundo es aquel donde el disfraz es la prenda de uso más común, en cuyos tiempos y espacios os encontráis cómodos cual torbellino vacío del yo, aquel donde la apariencia es la autenticidad más común de todo hacer, ser y estar; por ende tu caminar está ausente del pensar, si lo prefieres, hacer uso de la razón, cual reflexión de cuanto eres y son las gentes de que te rodean. Tal hecho en ti es una absoluta quimera, una ficción. Tal cual cuenco vacío, vives en la “pompa” de jabón, donde todo está, cual veleta, al socaire de los vientos.

Jamás pones los “pies en el suelo”, lo tuyo es el bullicio, la fiesta, las copas, el “to er mundo es güeno”. No es que yo afirme que, de natural, la gente sea “mala”, no es eso, lo que ocurre es que “hay gente pa tó”. Por tal, creo yo, que tu hacer y decir, deben ir de la mano de la observación y la reflexión, saber que hay “buena gente” y que hay gente “tóxica”, que lo único que busca es “vivir del sudor ajeno”, gente que no se compromete en momento alguno, que vive a la sombra de “tirios” y “troyanos”, gente que aún, pese a su edad y posibilidades, siempre ha vivido y, en ello sigue, por mor de terceros.

Me hablas de tu mundo y tus cuitas personales. Bien, como ya sabes soy alérgico a las deslealtades y, por ende no tolero a los desleales, desprecio sus comportamientos, cualquiera que sea el tiempo, el espacio y sus circunstancias. Toda felonía viene precedida de una sucesión de falacias, lo que termina por lo común en la habitual traición. Acepto lo que señalas, pero te recuerdo que lo procedente en todo momento, cualquiera que sea la circunstancia, es que observes y medites tus palabras y actuaciones, las que siempre deben estar presididas por la ética cuya verdad es equilibrio y justicia como la mejor entrega a la causa, cualquiera que ella sea.

Todos los actos de los humanos, entiendo yo, deben estar presididos por la lealtad individual y colectiva, lo saludable como belleza y armonía del hacer de los humanos, lo que en términos socráticos, diríamos que ello es igual a “verdad” y “justicia” (nada es bello si carece de verdad, lo que por ende es injusto), ello, cualquiera que sea el tiempo y lugar. Sostengo que la instrucción se produce en las academias públicas, cualquiera que sea la edad de los educandos, lo que se inicia en la cuna y termina con la losa sepulcral, cualquiera que sea la capacidad y opción de cada educando, por tal, opino, que la educación es aquello que genera la “tribu”, donde vive y se desarrolla cada uno de los individuos, ya que la cultura, es aquello que queda después de haberse olvidado todo.

Por tales razones, entiendo que el ciudadano es aquella persona que forma parte de sociedad que le acoge, protege y le ayuda en su desarrollo, con la que se compromete y participa con absoluta lealtad con todas y cada una de las necesidades de la misma, ello en justa correspondencia a las capacidades y posibilidades de cada cual. Así pues, la ciudadanía se conforma desde la leal responsabilidad de cada uno de los ciudadanos, los que como parte de la misma, conforman la sociedad en pleno. Por tal razón afirmamos que no existe sociedad; es decir, colectividad, si sólo se producen individualidades; por contra, sólo existe colectividad cuando las personas individuales se ponen al servicio del colectivo, tal y como en su día lo acreditó Sócrates, prefiriendo morir antes que violar las leyes del Estado, ello pese a que supiere que su sentencia era una farsa.

Así pues, si en tu acción individual, cualquiera que sea el tiempo y lugar, no tienes otro objetivo que tu propia individualidad y sólo miras tu propio ombligo, es obvio que careces de empatía social o grupal, ya que tu contribución a la sociedad de la que formas parte, “brilla por su ausencia”, en términos coloquiales, diríamos que eres un parásito para esa misma sociedad.

Por tales razones, te pido que salgas de tu individual “ghetto” para que te puedas dar y comprometer con la sociedad que te acoge, te arropa y te brinda todo tipo de posibilidades, cualesquiera que sean las de tus preferencias. Si en el desarrollo y desenvolvimiento de tus preferencias o intereses personales, te implicas y comprometes con la sociedad grupal que te proporciona todos y cada uno de tus medios de vida, es obvio que pasarías a la categoría de “ciudadano”, de lo contrario, no dejarás de ser otra cosa que un individuo; es decir, un número más de la manada y, sinceramente, la “manada” sólo sirve para hacer ruido y levantar gran una polvareda en sus desplazamientos grupales.

© Jcb


miércoles, 12 de febrero de 2020

LLEGÓ MATEO




A Mateo

Llegó Mateo a darse por la vida un
garbeo, tras el dolor, de su madre
llegó el calor, el olor de su padre,
en silencio, la emoción y su runrún.

Recién llegado es razón de veintiún
obligación de examen y descuadre,
diario de página en blanco baladre,
para escribir recto y claro sin tuntún.

Hora es de pensar en el zagal, nada
será igual el abuelo se esforzará,
en pasear y aleccionar al chaval.

La educación, de la tribu abnegada
es su misión, civismo precisará
para afincar su vida en ético aval.

© Jcb

domingo, 2 de febrero de 2020

0031




No busques dioses etéreos, no han existido,
no existen y tampoco existirán.

Ya desde antes de nacer has tenido y tienes
la gran diosa de tu vida:
la madre que te gestó y alumbró,
quien también cuidó y cuidará de ti toda su vida.

A ella y a los demás miembros de tu tribu, te debes asir
para fijar tus basamentos y sus contrafuertes de vida.

No indagues más allá de tales límites.
Todo cuanto logres fuera de ellos,
tendrás que pagar un gran precio,
cuyo coste, a veces, es inmenso,
son cuantías, a las que, quieras o no,
deberás hacer frente,
con todos tus bienes personales
presentes y futuros.
Debes saber que la gratuidad no existe,
igual que la filantropía, la encontrarás
en muy pequeñas porciones.
Sólo en el interior de tu tribu hallarás lo que precises.
Por tal hacer “tribu”, es fortalece tu vida individual y social,
la vida comunal te hará éticamente sociable.

© Jcb