martes, 30 de octubre de 2012

Nada es relativo




Sin relativizar el relato,
sin reloj alguno, hay que lograr el relevo.
Aquellos que ocupando el tiempo y el espacio,
en modo alguno lograron relucir,
olvidaron en la relojería su propio reloj.
Será necesario releer y sin relax,
ver que el motor precisa nuevos relés.

Relegar todo lo que no sea relevante,
aunque hubiere relinches,
es preciso eliminar los rellenos,
impedir la relativización, pues nada es relativo;
no caben reliquias que hacen irrelevante lo irrebatible.

Remangándose, cada uno en su lugar,
sin relumbrón todos remachan su obligación,
remedian lo remediable y, sin remilgo alguno,
todos logran las remesas que les sustentan
a unos y otros sin remisión alguna;
buscan el remedio de su propio sustento y
ponen las bases de las generaciones venideras.

Todos alcanzan el rellano de la vida,
sin relativizar hecho alguno,
sin que nadie quede al relente
ni en los remansos del río de la vida.

Todo queda reembolsado en el remar de todos,
unos y otros suman, ponen su propia relinga y,
al final de la vida cada cual tendrá la reliquia
de su hacer individual a favor de la colectividad.