jueves, 25 de octubre de 2012

El Aguador





El aguador con su cántaro de aguadulce,
el ramal de la bestia en la mano,
aguanta el aguacero y azuza al animal,
quien carga los cántaros en sus aguaderas.

A su jamelgo aguijonea con su agudo aguijón;
ambos buscan el preciso cobijo,
cruzan la agrupación de aguacates;
a lo lejos divisa la góticas agujas del templo,
al alcanzar los muros del poblado,
el aguanieve ha pasado a ser aguanosa.

El cuadrúpedo aguanta el paso y el peso,
no le queda a la zaga el bibipedo;
con gran aguante, agarrado a la montura,
agujerean los charcos del camino,
el aguerrido animal, bordea el aguazal.
El aguador con su aguijada vara,
prende al aguilucho por aguafiestas.

La arribada se produjo sin mayor aguadón,
cada cual alcanza su aposento.
La cabalgadura, toma su ahijar.
El aguador desata las agujetas de sus albarcas,
para mitigar su cansancio, usa su aguamanil;
hace fuego en su hogar y buscando el relax,
para evitar la agujetas,
se da friegas de aguadulce.