A
Miguel Pinazo Hernández
Como
humano que cuestiona su ser,
emplea
más la razón que la atadura,
su
fe en el cáñamo engomado es su dura
trabazón,
que pesa más que el neceser.
Mira,
revisa y pondera recoser
la
propia vida, de cuya aventura,
pende
la más pulcra abotonadura,
la que
fija estaño en mano con láser.
Crea,
fija y da esplendor, con su prudencia
y
equilibrio, en la honorabilidad del
ser,
donde la persona sea la verdad.
Camina
atado al zurrón de la ciencia
con
esmero y honestidad, cual bedel
que
jura esperanza en la humanidad.
©
Jcb