A
Rafael Cobos Jimenez
Vivir
es Sentir, principios básicos
de
toda vida humana, no podrás
vivir
si tu vida carece de vivencia,
no
podrás vivir si en tu vida,
no
sientes la vida misma,
no
interiorizas los sentimientos,
razones
y reflexiones cuando ellos
se
amalgaman en una suerte de
estadios
por donde necesariamente,
con
o sin licencia, la vida camina.
El
camino de tu vida, es algo que debes vivenciar,
pues
es posible que no siempre sea de tu elección,
aquella
vereda, por la que todos, de una u otra forma,
antes
o después debemos pasar;
aún
así, debes saber manejar las riendas de tu vida,
la
debes sentir y vivir, es tu mismo ser.
Tu
vida es una y única, una vida que nadie podrá vivir por tí.
Vivir
tu propia vida, es expresar tus razones,
tus
emociones, positivas o negativas,
aquellas
que la misma vida te produce.
Para
vivir la vida hay que vivenciarla,
lo
que no es otra cosa que esa gran amalgama de emociones,
sentimientos
y razones por las que vivencias tu propia vida,
con
la asunción de los compromisos y afectos
que
la misma nos proporciona y exige.
Si
importante es vivir la vida,
no
lo es menos atender los caminos
que
la vivencia de ella nos proporciona.
Además
de ello, debemos atender la mutaciones
que
nuestra vida sufrirá con el paso de los días;
por
tal debemos vivienciar los cambios y giros
de
nuestra vida, observar sus razones y ser coherentes,
con
los cambios y evoluciones naturales de nuestro ser;
eso
sí, sin faltar a la unidad de nuestra personalidad,
la
que sin duda también evoluciona con el paso de los días.
Nuestro
compromiso de vida,
tanto
individual como colectiva,
es
nuestro yo, que es, el que se manifiesta en cada instante,
donde
jamás debe faltar la verdad, la razón y la reflexión,
sobre
todo, nuestro compromiso con nuestro hacer y acontecer;
donde
el amor y los afectos,
sean
el eje central de nuestra conducta.
Así,
hay razones de sangre y razones de afectos electivos.
Por
tal, la vida no es un hecho aislado,
es
vivencia individual y colectiva,
es
frio y calor, vigilia y sueño,
luz
y oscuridad, pasión y apatía,
horizontalidad
y verticalidad,
día
y noche, frío y calor, agua y nieve,
amor
y desamor, vida y muerte.
Muchas
son la razones para vivir la vida,
pero
la razón última es la muerte,
quien
justifica la vida y su vivencia, el amor, la pasión, la razón,
la
verdad, la belleza, la humanidad...
No
hay muerte donde no hay vida.
©
Jcb