domingo, 18 de noviembre de 2018

LXXXIX





Los sueños son torbellinos que viven,
toman luz y ganan acción con molde
de voluntad, flora y fauna con tilde
para sazonar la dicha que aviven.

Es satisfacción del niño y aquel joven,
que en vivo y frutal viaje, desentolde
por voluntad y reflexión rebelde,
las ligaduras que le desmotiven.

Son pellizcos de esas felicidades,
cuyas luces registran sin ambages,
todo lo preciso de su ropaje.

No olvides las piedras de merindades,
ellas son impedimentos que eriges
por sangre e intereses sin arbitraje.

© Jcb






Nota de interés:
Agradecemos a Hasbia M. Aomar, el préstamo que nos hace con la imagen que acompaña al presente poema.