jueves, 28 de mayo de 2015

Mi ambición.








Mi ambición es pobre,
me basta con estar donde
y con quien quiero estar,
cualquier tiempo y lugar,
me son suficientes,
siempre que ellos sean ocupados
conforme a los deseos de mi alma;
en tales casos, mi cuerpo se adapta,
pasa a formar un todo con mi yo,
los tiempos y los espacios
se funden en una unidad.
Sus colores y olores, hechos y dichos,
se yuxtaponen en transparencias,
que son gratas a mi alma;
mi yo es henchido,
incluso se regenera y crece,
produciendo nuevas sensaciones.

Toda afectación a mi cuerpo,
genera acentos en mi yo,
mi alma es sanada o herida
con la salud o enfermedad de mi cuerpo.
Las heridas de mi cuerpo, afectan a mi alma,
pueden ser circunstanciales o eternas.
Si ello es ligero, las cargas de mi alma, son livianas.

Nada me es ajeno,
mi yo se ve afectado por todo aquello
que a mi sociedad le ocupa y preocupa,
cualquiera que sea el hecho, tiempo y el espacio,
mi alma queda tomada;
más aún, las cosas que ocupan a mi yo,
ellas son lo universal,
no así mi cuerpo que está limitado
al tiempo y el espacio.



© Jcb