lunes, 25 de mayo de 2015

Lobo solitario.







Salvo que sea un “lobo solitario”,
“alejado del mundanal ruido”, te
debes a la “manada” que te “amamantó”,
“te forjó”, “te educó”, la que puso todas las
“piezas del tablero” de tu formación,
quien te alojó en la bases de la vida
y la cultura que hoy conforman tu ser.

Aunque te consideres “ciudadano del mundo”,
a aquellas raíces te debes.
Defendiendo tus raíces, defiendes tu identidad.
Es por ello por lo que con tu “tribu” tienes
eternas obligaciones de honorabilidad y fraternidad.

Por respeto y honor de aquellas gentes,
tu acción debe estar preñada de perfección,
cualesquiera que sean los actos de tu vida,
donde la belleza, la bondad,
la honorabilidad, la virtud, la armonía,
la profesionalidad y el civismo ético,
sean prueba ejemplar de lo que
tus antepasados sembraron en ti.


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