Todo
es un juego de equilibrios,
entre
el yo, el tú y los otros,
entre
el yo individual y el yo colectivo,
entre
el individuo y
el
infinito número de seres a esa individualidad.
El
personaje individual que se quiere ratificar,
frente
al personaje colectivo que insta su personación,
quien
se presenta como un todo de lo individual,
que
se hace portavoz del todo,
que
busca engrosar lo individual y lo colectivo.
Quien
se declara encarnación de lo individual y lo plural,
es
el ogro irreconocible, dotado de virtudes y,
de
todas las maldades del género humano.
Ogro
que jamás podrá ser
portavoz
del espíritu del individuo,
jamás
podrá crear hermosura alguna, armonía.
Cada
individuo, es realidad distinta
que
está al alcance de la mano.
Es
una tesela de belleza, que unida a otras, conforman
el
gran mosaico,
pluralidad que da lugar a otra distinta unidad.
Unidad
que no puede ser otra cosa
que
belleza en armonía.
©
Jcb