La felicidad

Busco la felicidad, se que ella

no está lejos, estimo que pende

de estados emocionales, linde

de voluntad y razón, barandilla

que permite mirar desde la silla,

los momentos de libertad que mide

pasión y sensaciones, donde anide

justo albedrío que intelecto sella.

Felicidad, saldo de los activos

y los pasivos, momentos para integrar

huellas de valor, riquezas que llenan

nuestro yo, donde los afectos son vivos

estados que envuelven nuestro soñar,

gozos de razón, emoción y verdad.

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Vitalidad

Mi vitalidad, sí, pende de mi cuerpo,

pero mi yo alienta mi voluntad,

mi razón y todo acto de unidad

de mi ego. Con toda mi acción acampo

en todo tiempo y lugar, arropo

la búsqueda de la honorabilidad,

cual conducta de acción en verdad,

único camino que en sí escarpo.

Vitalidad es indagación de sol

a sol, con luna en el firmamento,

ver la licencia de toda reflexión,

ocupación de horizontes, control

cual medida de justo equipamiento,

de gentes que buscan la recta acción.

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XXI

Vivir exige transitar caminos

desconocidos, ello nada te debe

importar, la incertidumbre que te

produzca, te dará seguridad, los

horizontes que se abren, son bonos

que te concederán firmeza, alcance

con capacidad de comprensión, donde

otras formas, colores y conjuntos,

son causas de sensaciones dignas de ser

vividas, motivaciones de dudas,

tras las que encontrarás la luz, razón

y raíz de tu reflexión, abastecer

de todo tu anhelo esas alforjas

de vida, como valores de honor.

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Honda soledad

Mi sola soledad tiene la hondura

que mi razón le permite en vida,

la búsqueda de mi interioridad da

la cordura a mi ser, causa madura

de todo acontecer, reflexión dura

por la disciplina de toda duda,

la que me hace observar, muda

acción que lleva a cavilación ruda,

en todo lugar y tiempo, cuya calma

hace florecer los sentimientos más

razonados y justificados que

florecer puedan, una vez que mi alma

asume donde mi razón ve gema

de reflexión, filigrana que busqué.

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Mochila vital

Mi mochila vital va cargada de

silencios, razones y programaciones,

reflexiones con las entonaciones

de todo pelaje y color, donde

la vida se funde con el miedo de

la mañana sin sol, que da lecciones

a causa del ajeno dolor, ocasiones

para el duelo, consecuencia que pende
de la constante presencia, por ausencia,

de Justicia, Razón y Verdad, de gentes

sin entidad, que suman estrellas sin

entidad, sin luces ni candiles; vacía

camina su empresa, sin horizontes,

honores, licencia u honorabilidad.

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LXX

Toma mis manos, que ellas sean tu

asidero, donde quiera que vayas

serán tu cayado con el que coserás

tus senderos, libres como tu espíritu,

desde donde instalarás el ímpetu

y la causa de tu acción, cuyas armas

sean razón y reflexión, acerías

con las que armarás tus corazas, tu

fortaleza, cual decoro de tus basas.

Toda construcción precisa sus firmes,

sin ellos los contrafuertes nada son.

A tu yo, le extiendo mis manos, las

puedes tomar o dejar, ellas son mimbres

para tu cesto, remos de tu velero.

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Golondrina

A Ariadna Arnedo Belmonte-Salinas

Anuncia el día, abre los espacios,

despierta a la compañía, sus ojos

dos luceros todo el día, manojos

de alegrías, sutilezas y retazos

de futuros cuya población de cielos,

anuncian tiempos de bonanza, gajos

de cantos superior, miran festejos

de amor en refugios de aleros.

Paseos y galanteos, son acentos

que pueblan el ambiente de trinos

que hacen soñar venturosa ilusión;

cual venidero mañana con proyectos

que alumbran progresos de abrigos,

por alambiques que filtran toda pasión.

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