Tiempo y paciencia

A José Vicente Delicado Pérez

Tiempo y paciencia, son los poderes

de tu acción para saber ser y estar,

principios por los que debes aceptar,

tus actos; por ellos tomas valores

que aún contracorriente que adhieres

a tu ser, son licencias para acertar

con paciencia, vivir la vida y atar

con honor la verdad que abanderes.

El tiempo te enseña la necesidad

de ser paciente, ello genera paz,

belleza, armonía e iluminación.

El tiempo abre caminos de calidad,

los que con efectividad, siendo capaz,

puedes hacer valer justicia y razón.

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El arco de medio punto

El arco de medio punto, es perfección,

equilibrio y armonía en acción,

con belleza, traslación de la razón,

medio de paso de primor composición.

Soporte de cargas con admiración,

punto de homenajes como oración,

creación de las gentes, decoración

del orden con melodía y proporción,

lugar de tránsito y comunicación,

por donde ha cruzado toda generación,

cual victoria del honor con obligación.

Centro de encuentro por la abducción,

de argamasa y villanía con abyección,

que del bien por ablación toma posición.

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El mito del cielo

El mito del cielo, como tal, es una

ficción, aún así, mito es creación,

el del cielo estimación, ablación

de luz, sabiduría, bondad, fortuna.

Tanta cuanta cada cual en su acción reúna,

por decisión personal o por infusión,

de la tribu de pertenencia, ilusión

belleza, paz, armonía de toda cuna.

El mito todos los pueblos lo han creado,

lo han soñado, lo han valorado

como principio de valor coronado.

El mito del cielo, transciende afanado

cual alarde de honestidad, afectado

de caridad, por alma pura hornado.

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No dejes morir tu vida

No dejes morir tu vida, con ella

cesarían muchas más cosas que la

finitud de tu cuerpo, toda biela

es importante, pero la candela

que enciende, vivifica y bisela

tu yo, toda ella es gran centinela,

obra la acción de ser covachuela

de los elementos que acuartela,

sustancia de ese ego que tutela,

basamento de afectos coronela,

quien ordena la vida, portezuela

de razón y sumisión curatela

por amor y pasión, como ciruela

en sazón que justifica comérsela.

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Vasija de tu yo

Si tu cuerpo es la vasija de tu

yo, y, tus ojos el espejo de tu alma,

tus actos y tu palabra son calma,

donde el ser debe ganar ímpetu.

Deja que el carruaje de tu espíritu

fluya en toda su extensión, es tilma

que arropa los actos del yo, tal olma

de acción y expresión, es cual tutú

que permite la gestión de los pasos

de danza de tu landó, es el cincel

que con justa presión gana batalla.

La guerra la tienes perdida, pero

si cuidas el ánfora de tu yo, las

derrotas serán leales a la vida.

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Marcando hito

“Un hermano puede no ser un amigo,

pero un amigo será siempre un hermano”.

Benjamin Fransklin

Firme en su puesto de vigía, cuya

responsabilidad es comprobación

de palabra con verdad por adhesión,

toma prueba de aquellos que intuya,

ganan espacio cual armonía influya,

como estancia de sincera reflexión,

belleza de calidad por ensoñación,

donde la fraternidad no diluya

el pensamiento en la diversidad,

cual promesa de acción es unidad,

de ofrenda por honor a la razón.

Allí, donde la palabra es beldad

como decoro de caballerosidad,

es homenaje a la cavilación.

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Seguir el camino

Cualquiera que sea tu deseo, tus

sentidos y la más profunda razón de

tu ser, lo más intrínseco de tu linde,

terminará por ganar tus ímpetus.

Pueden darse alteraciones de rictus,

pero ellas duran el tiempo de un balde,

hasta observar tu incomodidad cofrade;

de común tu vida es igual a tus meritus.

Tu alma tiene sus razones, sus esencias,

que de ordinario andan al unísono

de tu sensatez, vertiendo en su razón.

El respeto de cada cual, es su libertad,

atalaya de ser y opinión, conciencia

de la verdad personal, unidad del yo.

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