MI MÁS CUANTIOSOS RIZOS
Mi cuarta Caridad,
hoy, con anuencia, arropo y cobijo,
tomas absoluta independencia en libertad.
Ello, nunca lo olvides, siempre exige,
si es preciso, en silencio, sacrificio
y en todo momento responsabilidad.
Del jardín de las rosas,
tu eras las más rizosa.
Siempre fuiste una niña hermosa,
mas no es esa la belleza más primorosa.
Tampoco del “alma”, la más gozosa.
Esa belleza no marchitosa,
es la más primorosa,
la que deja huella en la vida,
en las personas y en las cosas.
Esa mi cuarta Caridad, para mi,
es tu belleza más hermosa.
Doce plantas tiene el jardín,
que no hace falta remomerar aquí.
Cada una tiene su belleza y su color.
Cada una tiene su “corazoncito” y su dolor,
mas cada una goza de diferente ser,
hoja, color, olor y producción.
Justos os veo hoy por justa y sana razón,
es la vida en pura sucesión.
Ayer, apenas si tuve tiempo de veros crecer.
Hoy ya solo me queda mirar,
ver y gozar, en silencio, vuestra felicidad.
Aquellas doce plantas,
ya hoy, por edad, habéis alcanzado la libertad.
De ella os corresponde gozar,
desde la responsabilidad y el buen hacer,
el bien sentir, el bien querer.
Los que os precedieron,
hicieron lo que supieron y pudieron.
Con acierto y errores
sus noches y días os dieron.
En amor a vosotros,
sus luces derritieron.
Hoy ya tenéis quienes os precedan,
herramientas para el bien trabajar
vuestros ancestros os dieron.
No por ello, en tal ocupación,
preocupaciones dejaréis de tener,
mas gozáis de tantas ventajas,
que la mejor cosecha,
alcanzaréis lograr, con poco pestañear.
Mi niña más rizosa,
Xabier te ha hecho más hermosa.
Tu esfuerzo no será gratuito,
pues tus hijos serán tu manuscrito.
Y, en trato de igualdad y responsabilidad,
días y noches, hasta el final de tus días estarás;
vigilante y celosa, para que el fruto,
sea un árbol, fuerte, libre y dichoso.
Rosa del jardín florido que tu abuela cultivó,
hoy sellas tu declaración de independencia,
mas no creas que ella es olvido o separación.
La sangre y los afectos, siempre son obligación.
Es libertad y personal decisión,
mayoría de edad,
en natural descomposición
para progresiva creación.
En tu vida, mi bella Caridad,
sola o en compañía.
Tras largo o corto trecho,
cruce de caminos encontrarás.
Te harán cavilar,
pero sabia decisión deberás tomar.
Hoy, en honor a tu decisión en libertad,
que nadie te coartó,
siembra de la mejor labor
practicarás y, tus descendientes
gozosos dirán que la pena mereció.
Al tiempo tus deudos,
en tus ojos se mirarán, para
con besos y el calor de sus abrazos pagar.
Mi niña guapa,
Hoy en honor a tu libertad,
gozas de un plus de responsabilidad.
No es pequeño,
pues el resto de tu vida te acompañará,
lo que no es ná y ahí está.
Siempre contigo irá
No olvides conjugar, dicho hacer,
con honestidad, libertad y responsabilidad.
Esta a su vez, en tu nueva vida, siempre,
te pide igualdad. Aún así no desmemories
que igualdad, no exige uniformidad.
Toda igualdad pide saber separar,
tu abuelo Alfonso diría:
“la paja del grano”.
Lo que es distinto a “espigar”,
que otros anteayer, debimos hacer.
Ese tamiz, mi niña guapa,
siempre te pedirá tolerante humildad.
Justa lealtad, sin torpezas en igualdad.
Todo empieza en amistad,
con respeto en igualdad.
Crecimiento humano que,
en ningún caso exige uniformidad.
La individualidad, siempre te pide firmeza,
en humilde solidaridad.
Hoy ya has superado el yo; nunca lo pierdas,
pero jamás lo pongas en primer lugar.
Si así lo hicieres, no triunfarás.
El “ombligismo”, es mala conducción
para las sociales relaciones,
igual que en el amor.
Hoy aquí, quienes os acompañamos,
quienes os rodeamos,
tanto como ayer,
algo menos que mañana;
os queremos en paz,
en libertad, en progreso;
en firme igualdad,
con respeto y justa solidaridad.
Ahora ya formas parte
de una nueva civil asociación.
En ella, la primera implicación está tu yo,
quien perderá razón,
pero jamás desaparición.
Aquella unión es voluntad de dos,
que a ambos supera en acción.
Mas en ningún caso se perderá el yo.
Siempre nace un nuevo sujeto,
que supera el tu y el yo.
Es una nueva creación,
que en todo momento obliga
a nueva personación.
Tercera persona, que exige dedicación,
firmeza, fortaleza, mimo
y con dulzura mucha atención.
Hoy ya existe Xabier,
cuarta persona en cuestión,
que siendo dependiente del trío anterior,
su yo es ajeno a cada yo predecesor,
cualquiera que sea el cobijo
que en aquello encontró.
Obvio, que el cobijo es el mejor.
A Xabier, cuidarlo y darle
todo lo mejor, que en estado de bien,
a vuestro alcance esté.
Criatura que antes de conocer,
llorar me hizo hacer.
Todo por no saber componer
las cuerdas de su ser.
De él ya sabemos cosas que no podrá ser:
mecánico montador
o deportista corredor.
Aún así, mucha es la molienda para hacer.
No importa lo que quiera o pueda ser,
lo más importante es que sea
y quiera ser: “buena gente”,
en la que se pueda beber.
Espejo en la que se puedan mirar,
que es distinto a admirar
y, ambas se pueden compaginar.
Dale las piedras del camino
en que pueda transitar
y deja libre su caminar,
pues no hay camino que no se daba andar.
Si amplio políglota logra ser,
las fronteras desconocerá
y con ello un buen trecho
de camino ganará.
Mas ello no significa que “el terruño”
en olvido pueda dejar.
Nadie olvida sus raíces,
quienes osan hacerlo,
pierden su identidad.
Jcb