I
Derechos
humanos, evocados por
muchos,
mal tratados por todos, leyes
que
no se cumplen, razones de reyes
que
fluyen al olvido con estupor.
Sin
diligencia ni razón el mentor
crea
injusticias y maldad con sus bueyes,
sus
principios: su yo, que no desoyes,
pues
naufragarías por su contravalor.
No
importan las distancias ni las estancias
si
con bienes mercantiles hay que tratar,
el
beneficio tiene su propio interés.
Medir
para sumar sus carrocerías,
cuyo
valor debe verse incrementar,
no
incumben los caídos ni sus habares.
II
Me
duele el ánima por los derechos
humanos,
toda ausencia de civismo,
abre
en la humanidad un gran abismo,
donde
el vocerío son sus contrahechos.
Todo
grito es destello de desechos,
ya
que su incandescencia es amorfismo,
carente
de fuego por costumbrismo,
cuyo
fulgor son hojas de helechos.
Naufraga
la humanidad por códigos
sin
razón, injusticias en cordeta
que
mantiene a las gentes con corneta.
Se
conserva la memoria en domingos,
y
las grietas del recuerdo es calceta
donde
el silencio de la calle es boleta.
©
Jcb