A
Cristóbal Muñoz Alcántara
I
Sólo
un deporte ha sido y sigue
siendo
pacticado por los humanos
a
lo largo y ancho de la tierra;
cualquiera
que sea tiempo y lugar,
ello
ha sido y sigue siendo dado:
en
todas las razas, culturas y social
posición
de los humanos, sin hacer
distinción
alguna de credo, cultura
o
capacidad económica, todas
las
generaciones han practicado
y,
en ello siguen todas las gentes:
LA
MALDAD, como conducta de hacer,
ser
y ver la relación con sus vecinos,
donde
sólo importa su casta y su credo.
II
LA
MALDAD humana ha sido y sigue
siendo,
el comportamiento habitual
de
todas las civilizaciones. De
todos
los animales de la tierra,
sólo
los humanos, tienen por deporte
matar
a sus iguales. Por lo común,
primero
se mata y después se buscan
las
razones, cuando no las hay, se
inventan.
Ya sean razones de credo,
lo
que es una felonía, ya por cultura,
lo
que es una falacia, ya por color
de
piel, lo que es un acto criminal,
ya
por cuestiones económicas o
territorial,
lo que es una calumnia.
III
LA
MALDAD, tiene muchos practicantes,
así,
hay quienes son vocacionales,
otros
inialmente ocasionales,
que
de tanto ir a la fuente, rompen el
cántaro
y se pasan al profesionalismo;
es
decir, practican la maldad como
su
modus vivendi, lo que es igual
a
vivir del sudor ajeno, esquilmando
las
arcas ajenas: sean privadas,
o
públicas; para ello se servirán
de
todos los medios a su alcance,
con
fundamento principal en la
mentira,
la traición y la calumnia,
por
lo que se escudarán en lacayos.
IV
LA
MALDAD también la practican aquellos
que
aparentan ser buenas gentes, los
honorables
ciudadanos, de brillos
sociales,
que otros adoptándolos,
les
nombran factótum, agrupándolos
en
jefes de su administración, hilos
de
representación que acotándolos,
dada
su debilidad, al adoptarlos,
los
hacen suyos y, agregándolos
a
su haber, se alzan violándolos
con
maldad, minan hasta agotarlos,
y,
frente a delegantes elevarlos
como
materia privativa de ellos,
virando
acción, acuerdan abolirlos.
©
Jcb