A
Agustín Ortiz Herreros
I
Me
habita y ocupa la penumbra
de
la noche, el crepúsculo anuncia
el
final del día, proclama y acucia
la
valoración inicial que cubra
broche,
quien cuantifica la palabra
acechando
persecución, aducía
llamarada
total que acontecía,
cual
desideratum matinal, libra
la
programación musical, que fuera
celestial
imagen en mis pupilas,
donde
une y arenga otoño tras la
la
noche fenecida, quien trajera
reinado
de la razón donde hilas
con
el glorioso Bach en su capilla.
II
El
crepúsculo que data el final
del
día, brilla con su llamarada
de
finitud que resuena amada,
cual
atrona acorde adicional
de
los sonidos, que en la matinal
madrugada,
cruzan muros en cada
amanecida;
gozan de almohada
los
sentidos que rozan artesanal
producción,
con remanso del otoño
de
la vida, cuya armonía vive
en
la imagen de pupila ya débil
por
catarata, penumbra empañó
cristalino,
que sin piedad active
todo
ser que habita el día fabril.
Jcb