A
Nerea
I
Belleza
perenne, aquella que nace
del
pequeño cascabel, de la clase,
que
sin otra razón que su ser,
es
todo en un mismo instante, quien ríe, rolla, grita,
canta
y diabluras mil, es capaz de hacer,.
sin
más razón que la vivencia de su propio ser.
Es
la belleza estable, la que más, soy capaz de buscar
en
silencio cantar y degustar en las papilas de la razón.
Busco
y quiero, en todo tiempo y lugar,
lo
asentado en la verdad intemporal,
la
efectividad que traspasa los muros de lo temporal,
aquello
que genera certeza y arraigo,
traspasa
los tiempos y los espacios,
genera
voluntades y acerca individuos,
convoca
construcción humana, del yo y el nos,
cita
a los dioses de todo tiempo y lugar,
logra
uniones de paz y fraternidad,
civilización
de amor sin rencor.
Conservar
el fuego de la belleza perenne,
es
ganar en crecimiento estable que traspasa
lo
límites y muros de lo personal,
se
extiende a toda la sociedad,
para
una y otra accionar en el desarrollo
generacional.
Nace del interior de los individuos,
sus
dichos y hechos, son actos que
perduran
en los tiempos y los espacios.
Belleza
arraigada, belleza natural,
que
atempera la belleza temporal.
Belleza
endémica, que por ser natural
a
cualquier obrar, alcanza todo rincón
humano,
interior y exterior.
Es
el gozo de lo uno y de lo otro,
es
el amor de la razón, teniendo por norma la reflexión,
la
generación del amor, la sencillez del sentimiento,
humana
decisión en oración de amor,
cuestión
de lo uno y lo plural superior.
Alcanza
a la diversión de la oración de la humana relación,
de
lo singular a lo plural,
que
como tablero de ajedrez,
encuentra
su comunicación de humana gestión,
de
la razón para crecimiento de lo superior,
es
salto personal para superar lo individual.
Plural
superior, donde lo humano encuentra,
su
razón de ser y estar.
Belleza
perenne, glorifico tu ser y estar,
razón
del humano caminar.
©
Jcb