“... debates de ideas que no causaban
heridas y ni siquiera rasguños...”
Ignacio Martínez de Pisón
Liderar una colectividad
exige aguante y mucha sangre fría,
tesón y ancha suma de razocinio,
siendo capaz de dar sin recibir.
Liderar exige equilibrio al dar,
afable en tomar, e in aeternum
preferir lo grupal a lo privado.
Pensar y estimar las prerrogativas
de tirios y troyanos que enarbolan
las banderas individuales ante
las grupales. Sí, lo privado mata,
y rompe la colectividad cívica.
Liderar demanda ser el primero
para dar y el último en recibir.
Pensar el grupo exhorta a la unidad
y defensa de la causa grupal.
Para ser líder se exige humildad,
y talento en favor de los demás.
Amén de que en todo momento debe
disfrutar de un programa de gobierno.
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