domingo, 27 de marzo de 2022

LIII

 




Su alumbrado fue apagado, ya nada

fue igual, los baúles sellan la envidia,

la escarcha se hizo dueña, en la abadía

el pánico se alzo a la balconada.


Los campanarios dejaron callada

la mañana, la noche y voz del día,

el silencio se hizo en la cofradía,

todos quedaron en vía acotada.


Las ilusiones de gentes se ajaron,

la razón no razona el pensamiento,

todo se observa gris cuando no negro.


Sí, los anaqueles desatendieron

su utilidad, la maleza hizo asiento

en espacios de vida sin reintegro.


© Jcb