En cualquier tiempo es bueno,
mas en fallas, todo momento es perfecto,
si es tu voluntad ocupar el espacio habitual.
Tus elementos de composición
son sencillos y naturales,
a lo que se le une
la elaboración artesanal.
Generosa harina de trigo,
agua, calabaza cocida,
azúcar y pasión.
Lograda la masa,
freír en caldero
con abundante aceite puro de oliva
en alta graduación.
Mimo y pasión hasta alcanzar el dorado color.
Su bocado embebido en generosa azúcar,
es delicia y pasión
la que pide repetir sin final determinación.
Es pieza de museo que en las fallas
de Valencia, aparece por todo rincón;
bocado del mejor sabor,
aliado de la fiesta fallera,
tanto como la dulzaina y el tambor.
© Jcb.