viernes, 11 de noviembre de 2016

XXIII






Si en la arena de la playa escribes
tus heridas, ellas en breve tiempo
se habrán borrado y olvidado.
Inténtalo, evitarás cicatrices
en tu alma, la que cuidar debes,
tal cual estimes en todo momento.
Las heridas del espíritu aguado
tiene el instante de ver su envés.
Por tal te quiero sin heridas, vida
y licencia de ella ganarás, cuando
estimes que el mejor ungüento es
la rectitud y razón abastecida
en la honorabilidad, bogando
en la verdad y humildad de cuanto es.


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