lunes, 23 de mayo de 2011

Dignidad

Dignidad



Nunca pienses, cualquiera que sea el lugar que ocupes
que eres más que quien te ayudó a llegar.
Si ocupas un lugar, cualquiera que el mismo sea. Se digno de él.
Tu nombre será reconocido por el Sillón que ocupes.

Honra el puesto que te dieron a ocupar.
No te sobres valores, tampoco infravalores a los
que ocupan un peldaño inferior al tuyo,
pues tu altura la debes a ellos.

Tu dignidad no es por ti mismo.
Cuanto sí por el Sillón que ocupas,
Te debes a él y a su dignidad.

Eres digno tanto en cuanto lo es
el Sillón que te han dado a ocupar.
A él te debes. Se libre y fraternalmente justo.

Antes de escuchar a los que te alaban,
presta oído a tus oponentes,
inclusive a los que jamás compartirán contigo,
sus tristezas y tus glorias.

Se fiel al Sillón que temporalmente te han prestado
y a aquellos que hicieron posible que llegases al mismo,
incluso a aquellos que fueron,
en un momento dado, tus contrarios.

Nada te puede ser ajeno, ni nada te puede ser indiferente,
incluso la causa de aquellos que nunca confiaron en ti.
Procura que tanto tú como los que te rodean,
seáis personas satisfechas, con el deber cumplido.

Que tu trabajo y el de los que te acompañan sea perfecto.
Y, si en esa perfección, alcanzas la excelencia,
habréis alcanzado la brillantez.

Tus metas deben tener un tiempo limitado,
aquel Sillón tiene un tiempo mínimo necesario.
No te desocupes nunca de tu quehacer ordinario.
Que jamás te ciegue el “brillo” de la superficialidad.

Jcb