sábado, 6 de febrero de 2010

Mi amigo Manuel León





Fue al inicio del curso académico 1969-1970, cuando a Salamanca llegamos un grupo de jovenes, con ligero equipaje, pero con una gran mochila cargada de ilusiones y proyectos de cambios personales y sociales, de los que nuestra sociedad, al día de la fecha, sigue necesitando.
Hoy, cuando han pasado más de cuarenta años, cuando la vida nos ha esparcido por la geografía mundial de la forma más diversa.
Hoy, cuando uno de los compañeros que allí nos encontramos es el máximo responsable de la Archidiocisis Episcopal de Valencia, el estimado Carlos Osoro.
Hoy, cuando se cumplen dos años del fallecimiento del maestro de maestros, el querido y estimado don Eduardo Arnáu Sanchís.
Hoy las circunstancias personales del querido y estimado Manolo León, nos ha dejado huerfanos de su saber hacer, humor, sarcarmo, estima, valoración de la amistad y esfuerzo personal por el cambio positivo, tanto de las personas individuales, como tal, como cuando forman parte de un colectivo, cualquiera que este sea.
Nuestro amigo y hermando Manuel León, preso de las limitaciones físicas humanas nos ha dejado.
Para el, para su esposa Adela, para sus hijos y nietos, para el resto de familia, amigos, conocidos, nuestro personal reconocimiento, estima, consideración y condolecias
Para ti, mi querido Manolo León, mi personal reconocimiento y mi recuerdo más afectuoso.
Descansa en paz y con la satisfacción de haber vivido la vida que en parte has querido, en parte, las circunstancias te han permitido, pero sabiendo que has hecho una siembra positiva.
Mi querido Manolo, has tenido una celebración de despedida breve y sencilla, rodeado de amigos y presidida por algunos de quienes fuimos tus hermanos: Pascual, Enrique, Emilio, Ximo, otros muchos no han podido asistir, pero bien sabes que estaban, contigo, junto a nosotros, dando calor y afecto a Adela y tus hijas.
Hasta siempre, un fuerte y eterno abrazo.
Ximo