LXXVII

Las esperanzas siempre serán vivas,

nada puede hacer olvidar ni torcer

la voluntad, sería desmerecer

los sueños, son razones afectivas.

La vida son ordenes adhesivas,

percepciones ciertas para abastecer,

donde lo natural sea amanecer,

dando preceptos por vías activas.

Debes aprisionar los sentimientos,

no olvidar tus razones, reflexionar

desde tus bases mirando objetivos.

Jamás aísles los sueños, son cimientos

de vida, otea el horizonte, abonar

las vivencias y ensanchan tus activos.

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LXXVI

Es justo tu alejamiento, así vuelve

cuando lo dicten tu razón y afectos,

a ellos, jamás les traiciones, van rectos,

son los caminos que la paz resuelve.

Felonía encontrás que no disuelve

ninguna excusa, crean desafectos,

sentimientos encontrados, abyectos

actos, falsa verdad, enredo envuelve.

Juega limpio y crea apegos, dignidad,

sin taima ni grado superlativo,

no seas aceite sobre agua, ni infiel.

El mercado no vende neutralidad,

niega honra. Elige ser justo y efectivo,

prudente, fecundo de intelecto fiel.

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LXXV

Para ganar la paz precisas labrar

la tierra de la igualdad, desterrar la

exclusión, ver su vía y abastecerla

para con pasión y equilibrio encumbrar.

Allá donde duermas debes calibrar,

los límites de verdad, encauzarla

es ganar integridad, complacerla

es soñar justicia y audacia, vertebrar.

Afirmar libertad no es insolencia,

sí principio de palabras y juicio

sin ser ajenas a todo decoro.

Las tribus libres se dotan de acacia,

donde el fiel de la balanza es el quicio

del que gira equidad libre de aforo.

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LXXIV

Toda voluntad del ser es su estado,

sabiendo aunar razón e inteligencia,

madurando justa verdad y ciencia,

para un columpio que el tiempo ha escarchado.

Por su regreso jamás fue manchado,

su estar fue cimentado, su sapiencia

siempre fue de unidad, con la sustancia

debida, voluntad de enamorado.

Apagada la calma, silenciada

la voz, toma brío y conocimiento,

es memoria cuya belleza vive.

Sus evanescentes razones nada

dicen de la historia y, el abatimiento

de su adolescente ser es declive.

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LXXIII

El tiempo por igual es reposo y acción,

nada puede eximirte de reflexión,

vivir de dictados es desconexión,

una sinrazón hacia la abdicación.

Razón y juicio en justa valoración,

observación, ponderación y anexión

a la inteligencia sin desconexión,

que indignidad, es ausencia de emoción.

Los compartimentos estancos parten

de hechos e íntimas fases egoístas,

individuos de alicortas razones.

Ciñete a gentes grávidas que laten

espíritu y dan valor, sin aristas,

a la vida real con emociones.

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LXXXVI

Todo sentimiento tiene su razón,

justificación que siempre deberá

ser fundada y en justa causa beberá

la inteligencia en humilde reflexión.

La humildad atributo del corazón

le acoge y sostiene causa certera,

donde el talento es ingenio cibera

que fomenta la verdad y su adhesión.

Si liberarte anhelas, erudición

debes echar en el macuto, atado

con tolerancia, honestidad y verdad.

Al buscar justicia la contradicción

irá en ella con valor acotado,

por ser severa amante de unidad.

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XC

Para tu alzada de vuelo, asideros

no faltarán, pero los debes tomar

con inteligencia y bondad, afirmar

exige juicio y reflexión de aceros.

Para tus vuelos toma mis morteros,

ellos serán malecón para ahormar

tus defensas, cuyo fin es confirmar

los proyectos de vida más certeros.

Prudencia como actos de autoestima,

contrafuerte de la razón que impulsa

el valor de la soledad buscada.

No cabe el desaliento, es legítima

la defensa del honor que repulsa

la violación que el silencio propulsa.

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