martes, 6 de diciembre de 2011

Reloj
















Nada se alteró y todo es distinto.
Las razones siguen inmutables,
al cuerpo le pesa el calendario.
“Nada te turbe, nada te espante”,
la vida continúa, sin tu hacienda.
El reloj suma y te acoge.
Lentamente la capitulación
se adueña de tu albedrío.
Aún en la oscura noche
florecerá la primavera,
las golondrinas te transportarán
al cálido lugar de reposo estacional.



Banquete de la vida





I
Vivir es caminar hacia la plenitud,
al final, el término de la vida.
Los festines de la vida son una flor.
La vida es ese instante que te humaniza.
Crea, crece y goza del bosque
que día tras día se abre ante ti.
Cuando el bosque se espesa,
la luz que te llega debes atraparla.

II
No esperes recompensa, no existe,
toda retribución exige su previo devengo.
Mira al frente y se firme en tu razón,
no antes el saber de su certeza.
Solo así ganarás tu libertad,
la que te fue dada en tu origen,
goza de todos tus instantes,
pues son tu vida misma,
que tu libertad no menoscabe tu esencia,
ella nada será sin la libertad ajena.

III
Extiende tu mano,
vela la noche,
tal como el día la hizo para ti.
Con el crecistes,
a ello te debes.

IV
Saber para vivir,
fluir para la plenitud,
crecer para la diaria transformación.
Ve al banquete de la vida,
goza de la velada con plena lucidez.
Tu participación es necesaria, es única.

V
Tu virtud es el conocimiento,
el gozo de tu existencia.
Nada será de tu agrado si falta la libertad,
si la excelencia no es perenne.
Vive como valor absoluto,
ello dará el valor de tu finitud.




 

lunes, 5 de diciembre de 2011

Córcoles


















Robledal crecido,
San Juan nacido,
en San Roque
el primer bloque.

Con piedra, madera y adobe,
crece la Villa y el Roble.
Uno aquí, otro allí, a la cima
traslada su centro sin ti.

Córcoles que a tus moradores
desamparastes, sedientos los dejastes,
confundido con el pedregal,
huidizo del secarral, sin fruto dar,
al Guadiana vas a parar.



domingo, 4 de diciembre de 2011

Raices



I
Tres pastores son,
la noche echa raíces
al despertar el día.

II
La luna siembra
la mañana, el rebaño
cierra la tarde.

III
Ellas cierran el día,
retiran la escarcha,
comen la fresca hierba.

IV
Junto a los muros,
Santa Ana les da sombra,
el descanso llega en su cobijo.

V
Los mudos muros son,
el barrero sustento fue,
en un quiebro la vida negó.

VI
En noviembre, a ti llego
con el alma en duelo,
ver la blanca capa que fue.

VII
Nada es lo que fue,
el rocío quiebra la mañana
la noche se extiende.


sábado, 3 de diciembre de 2011

Blanca Luna






















"Blanca luna", pese a tu edad,
te conservas en plenitud.
Observo tu fortaleza,
tu “bien estar”, asidero de la vida,
enganche de la misma finitud.
Bebe la “cicuta” de la vida,
ella te llevará al infinitum, no sin antes
vivir la vida en gozosa plenitud,
suave y relajada, siempre reflexiva,
conectada en todo instante
a los positivos polos del ser.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Policromía



















Planicie manchega que de mi estiras,
cuando a ti llego, de claridad me embargas.
Tu plana dimensión me extasía,
contigo mis ojos se iluminan.

Verdes, azules, marrones,
tapiz de entrecruzados colores
que en unidad forman claridad,
belleza que trasciende la soledad.

Mi cuerpo ya no es mío,
pertenece a otro crío.
Ello así, soy aquel que en ti nació,
que contigo y en otros lares creció,
allí donde la mochila cargó.

Cuando las lomas de la vida bajo,
a ti llego, “ligero de equipaje”,
para cargar de iluminación el carruaje.

Palomar villarrobledense,
a tu arrullo llego, tu luz tomo,
contigo marcho, en ti, contigo quedo.

Tus silencios




I
A tus silencios no le encuentro la razón,
pero estoy seguro que tienen una explicación.
Las razones de los sentimientos no son la razón,
simplemente son, en muchos casos, son obcecación.

II
Todo es cuestión de valoración.
Uno de aquí, otro de allí,
la suma es la que quiero yo.

III
En mi razón quien manda soy yo,
tu importas en tanto lo quiera o entienda yo,
las razones del corazón, no tienen explicación,
son lo que son, sin más razón.

IV
Lo que un día nació otro día murió,
las causas, el camino las forjo.
Forja que el tiempo formuló,
la que la noche de los tiempos,
de sombras el camino cubrió.

V
Sombras que en el día y en la noche
el alma achica y enloquece
donde la razón perece,
la vida, sin explicación, entristece.

VI
Sombra de mis sombras,
conmigo vas, donde quiera
que yo transite, tu allí insistes.
Sombra de mis sombras que mi vida derrites,
tu insistes y para ti no tengo escondite.

VII
Quiera la tierra y la razón,
que todo tenga su explicación.
Hay razones que no tienen ilustración,
son mis circunstancias, soy yo.

VIII
Cuando el yugo no se ajusta a la bestia,
el barbecho no guarda recta dirección.
Todo es cuestión de medida y fijación;
eso sí, con sentimientos y razón.
Difícil cosa y trabajo peleón,
más aún si en ese hacer hay dos,
sin son más, el sol pereció.

IX
Más grave aún, si en ese camino
la distancia y la hierba creció,
en algún momento en maleza se convirtió.
Por ello, nunca separar la razón y el corazón.
Corazón que sangra sin ninguna revelación.

X
Dos nunca es uno, tampoco ninguno,
pues uno es uno y uno tampoco es otro.

XI
Sombra de mis sombras, que a mí acudes,
como la vida y la muerte, es perenne,
en todo instante eres presente.

XII
Eres la vida, eres la muerte,
eres permanente, eres luz ardiente,
sin sol ni día resplandeciente.
En mi está la fuente,
el débil, el fuerte, el doliente,
sin querer en mí eres presente.