Los desmemoriados hacen historia
relegando a todos sus precedentes,
los más han concebido enanos, gentes
que inconexos son la vacía noria.
Profanos de ascendientes y oratoria,
sin bases ni lecciones, son dicentes
refutantes de la vida, clementes
con una opacidad definitoria.
La desmemoria es negación de vida,
ácida falsedad de narración,
infundios a la verdad que validan.
Lo notorio es la crónica batida,
progreso de viviente creación
humana, cuyos sujetos convidan.
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“Tan abrasivo es que todo lo corroe”
Jcb
Mi recidiva no da recaída
para volver a aparecer, visión
de fantasma que asoma en abrasión,
que rasca y lima la razón caída.
Podemos reincidir sin distraída
conciencia que aliente la reflexión,
no obstante el buen juicio trae misión,
obligación que piensa ser traída.
Todo despeño conlleva un ocaso
personal que exige prudencia y canto
por los avances en ciclos adversos.
Recidiva con eventual traspaso
de luz, belleza y armonía de acanto,
con tiempo y espacios de olimpos leñosos.
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A Benita C. B.
“Ser mujer es … volar
por infinitos mares de vientos y … olas,
derribar mil murallas de normas...
que se han hecho cal y piedra hasta el hueso·”.
Julia Flores Arenas
Ser mujer es sentir y hacer la vida
desde un calidoscopio, donde asiendo
la robustez del vivir va cosiendo
la existencia con entereza ardida.
Ser mujer es aglutinar la bífida
vivencia de quien palpita curtiendo,
cuyo núcleo tribal va acogiendo
la anidación de la vida adherida.
Mujer, gestión y silencio, clavija
de vida, honor y desvelos, dación
de embalajes al por mayor que ahúma.
Mujer, prudencia y sombra que cobija,
guía y presencia sin abdicación,
ordenación del reino que perfuma.
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El libro ¿es un ladrillo? no, ¿podría
ser un bloque?, ¡podría!, pero no
lo es, ¿es granito?, no, ¿un sillar: cerámico,
de piedra o madera?, no, ¿es una lámina
de papiro?, ¡podría serlo!, historia
que no olvidamos. Es el canto y abono
del susurro que alienta lo benéfico,
libro honesto que agita la bocina,
de recreos y silencios, arados
de vida del mayor esplendor; cantos
matinales de vientos otoñales;
itinerarios y días bordados
con símbolos y teclados abiertos
que ordenan la emoción, razón y anales.
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Sí, la vida no es “un jardín de rosas”,
siempre obliga a tomar partido y exige
ciencia y virtud íntima que colige
la vida y sus razones más penosas.
La vida un asunto de poderosas
razones personales que le inflige
al vivir un saber y orden que rige
toda la vivencia y ser de las cosas.
El aliento de la vida es razón,
supervivencia y legitimación
fijada desde el mismo nacimiento.
Nacer es causa, principio y razón
de fraternal y virtuosa anexión
a una vida digna sin desaliento.
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“¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Que es poesía, ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía...eres tú”
Gusta Adolfo Bécquer
Poesía es sentimiento y razón,
alma en dicción, poder de reflexión,
dominio utópico y activa anexión,
viento que alimenta toda armazón.
Tu “potestas” es reflejo en sazón
cuya “auctoritas” te trae inflexión,
por tu “mando en plaza” y la conexión
que gozas al decir con ligazón.
Tú que degustas el sistema y sueño,
que traes a la verdad lo soñado,
como florido elixir del silencio.
Mutismo que no afonía, pastueño
hacer de oculto exhibir, con amado
brillo artesanal del canto que aprecio
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“Siempre es distinta el agua
que pasa bajo el puente”.
Pedro José Moreno
Me miro al espejo y aprecio mudanza
mi pelo ya no es mi pelo su fuerza
ha menguado, mi cara me refuerza
las sumas y restas de la balanza.
Esos contrapesos son la cobranza
del vivir como la cuádruple alforza;
mi cara y su terso brillo no almuerza,
se adapta el cuerpo a la quebrada y fianza.
El cimbreante espejo acondiciona
los límites de traslado y firmeza
del sujeto que se expone a visión.
Son campos de incertidumbre que acciona
melancólica tonada de fuerza,
cuyo ritmo es río de vida y acción.
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