Desde mi balcón gozo de las puestas
de sol que quiero, percibo y me embriagan
los frutos del limonero, que alagan,
cual almendros en flor a mis florestas.
Son frutos típicos de mis ballestas,
espacios señoriales que me enjuagan
la vida interior, atan cuanto pagan
y en tiempos de paz son vías honestas.
Son vigencias y espacios que requieren
deleites del bien que hemos de exponer,
justos como el querer y el bien hacer.
Premios materiales e inmateriales
que enseñan a nuestro hatillo a tener
vida y dulce aprender desde el nacer.
© Jcb