A
Juan Luis Quevedo Seco,
amante
del pupitre y la honesta pulla verbal.
Muchos
son los días muertos, cuyas horas
vividas,
no me llenan de contento,
pues,
por muerto, es malogrado el recuento,
en
calendario viviente de ataduras.
Pletórica
pasión de amor, mordeduras
que
sufre el culto sin sexo despierto,
dormir
no quiero por mi descontento,
de
amanecer sin sus abolladuras.
Al
acecho quedo tras mi amanecida,
que
aliento de su existencia, es la llama
de
vivencias que dan fe de la vida.
Husmeando
el día atisbo la abastecida
mañana
de nuevos juicios, calmada
aurora
nueva, dichosa madrugada.
©
Jcb