La
vasija de mi yo tiene meta
final,
sus límites son caducidad
incierta,
lo mismo que su anualidad
certera,
es su fragilidad coqueta.
Es
arqueta que filtra toda tormenta,
asienta
y ordena los filtros de su verdad,
elabora
el control de su anualidad,
produce
los vientos que le sustenta.
Mi
jarrón no sabe de mi yo, cede
toda
bula de su razón y ciencia,
sus
lindes moran junto a sus afanes.
Mi
yo es consciente de su recipiente,
así
sus restricciones son advertencia,
límites
y licencias de su acacia.
©
Jcb