Tu presencia

A Asunavama

En mi vida, tu presencia-ausencia,

es constante existencia, eclipse

que habitual distancia abonase,

encuentro y compromiso de ciencia.

Asignatura de ser, que aprecia

y reconoce cuanto es, tomarse

per se, lo que es por ser, recrearse

en todo lo que es, con observancia

de lealtad y honorabilidad

en el ser. Presencia de luces, sueños

de vida por vivir, la vivida, son

luces por asir, anhelos de verdad

para ganar la vida con los años,

que por nuestro bello ser es diapasón.

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Mi piel

Mi piel es porosa, lista al viento

que batalla cada encuentro, verte

es llanura sin linde con vertiente

vinculante al abrazo contento.

Confluye en la unidad del encuentro,

que mide su prolongación, asirte

es coherencia para vincularte

a su batalla, fomento de metro.

Crea deslinde y linaje, muestra

de las potencias que alimenta,

con sedienta tierra solidaria, que

mantiene la compañía, por diestra

se acompaña de la muerte, clienta

avara y desatenta del bosque.

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Cincho

A L. Merino

Quisiera ser el cincho de tus penas

y alegrías, aunque los basamentos

de mis pilares, sin ahondamientos

firmes, flaquean todas sus almenas,

cual bellos adornos sobre arenas;

mis contrafuertes son esos sustentos

de muros que también sufren abyectos

comportamientos por lirios en vainas.

No hay mejor medicina que el uso

de razón, ceñida con fino tamiz

de reflexión y gran manto de hielo.

Tal brebaje exige vigía, pulso

y constancia, oteando cual perdiz

que vigila su prole in hostil predio.

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XXXIX

Con templanza tu más firme libertad

de vida y con audacia superar

la vivencia del existir, acunar

naturaleza humana; desatad

la belleza en igualdad, amistad

en plano de hermandad; aglutinar

toda la conciencia de ser sin penar;

en constante interrogación, conectad

con la osadía de ganar la verdad,

de las gentes libres con capacidad,

para inspirar la superación del yo.

Hornear el nos, es buscar claridad

y hermanamiento con civilidad,

donde se hacen las gentes de razón.

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Mi cuerpo ha envejecido

Mi cuerpo ha envejecido, me arrastra

a estados no queridos, aquellos

que jamás fueron programados, ellos

abren la mañana como el mantra

que tira de la voluntad, que diestra

ella en vencer estados de brillos

temporales, son tal cual esos pillos

que manipulan la verdad más diestra.

El armario alojador del yo, es

lustrado por el terco uso de razón,

centrado por voluntad, en reflexión

cual la tasación del cuerpo y el yo.

Nada es ajeno a la adopción

de los dos, es medida de adhesión.

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Pensamientos desnudos

Desnudos caminan mis pensamientos,

mis reflexiones chocan con sentimientos,

razones encuentran mis pies quietos,

que sin juicio paralizan los vientos.

A la intemperie mis huesos abiertos

quedan, sollozan mis ojos, los rotos

no son sellados con lágrimas, cortos

son los trechos de vida con lamentos.

Mis sueños encriptados son asertos

al vacío, que sin pasión con alientos

superan las encrucijadas; cantos

que deshojan las razones que vientos

esparcen con el rocío, son cimientos

de cada mañana con sus aciertos.

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Para rendirse, siempre hay tiempo

Para rendirse, como para morir,

siempre hay tiempo, no así para los

sueños, quienes demandan ver abrirlos,

los que insistentes exigen adquirir

vivencias de vida, por tal inferir

atención a valores que por bellos

son imperecederos, son los hilos

que traban tiempo y lugar. Parir

liberación de lastre, es gozar su

alzado vuelo, enterrando miedos

y sombras en la búsqueda de Itaca.

La vida es una constante tisú

de adhesión a valores anclados

por sueños y quimeras de la vida.

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