Los
caminos de la verdad, son belleza,
mas
no toda justicia es causa de verdad;
si
toda verdad es justa belleza,
no
todo lo juzgado pasa a ser verdad de “justicia”;
pero
jamás verdad con justicia y belleza,
es
carente de paz, así, la justicia cuando es verdad,
se
convierte en belleza con paz y libertad.
Toda
justicia con verdad, además de ser belleza,
debe
alumbrar la paz interior y exterior de las gentes,
por
lo que pasa a ser una acertada
exégesis
de la norma imperante,
siendo
el resultado de ello:
justicia
que crea paz, con belleza;
así,
para lograr una verdad justa en libertad,
ella
debe proporcionar un acertado equilibrio
en
la ciudadanía, logrando así una
mejora de
la vida colectiva.
Toda
ejemplaridad de reflexión, debe lograr
una
correcta aplicación de la norma imperante;
por
ende, no hay ciudadanía sin sociedad en equilibrio,
tal
que desde la cúspide de la pirámide social
hasta
su base, exista grandeza de ser y estar,
con
ejemplaridad en todo tiempo y lugar,
donde
la actuación de toda la ciudadanía,
esté
sujeta al más vivo civismo,
con
tolerancia y armonía,
cuya
verdad sea la ponderación de la paz,
camino
que transitan las gentes justas.
©
Jcb