Cualquiera
que sea la actitud ajena,
no
pierdas tu serenidad,
no
caigas en la rabia,
llegando
al enojo que ello te pueda causar;
ello
afecta a tu salud física y mental,
envenena
tu corazón y nubla tu razón.
Tu
conducta debe ser física y emocionalmente estable;
para
afrontar los inconvenientes,
lo
mejor es la estabilidad emocional,
al
mantener tu equilibrio, evitas tu vulnerabilidad,
dominas
la hostilidad que cae sobre ti,
te
zafas de la ansiedad y la depresión
que
ello te puede ocasionar,
ganas
control de tus actos y tus palabras,
toda
vez que soslayas la impulsividad,
en
que pudieras caer.
No
hay mejor salud de la república,
que
la felicidad de sus ciudadanos.
©
Jcb