Hendidura
diaria es lo que mi ánimo
a
diario padece, son las sombras que
a
todos nos acogen con el almanaque,
con
raspaduras de limón por acérrimo.
Son
heridas personales por arrimo,
ya
familiar, ya social, con alambique
donde
se destila la pasión sin achique,
tal
que toda distinción es razón y civismo.
Sin
distinción son heridas, no incisión
por
poca precisión, nada precisa más
comprensión,
que el daño que lacera.
Reparación
y con decisión, reposición,
del
camino con constantes aromas
en
evolución por emoción vidriera.
©
Jcb