Juventud,
fuego y rebeldía son asociables,
hecho
latente de la algarada juvenil.
No
obstante, jamás razón alguna pude ser ajena
al
intelecto y voluntad constructiva de la persona.
La
fuerza de la razón está en la ponderación,
la
verdad contrastada de las cosas, es la mejor acción.
Ello
a su vez exige reflexión y prudencia,
lo
que genera el orden deseable y posible;
cualquiera
que sea el asunto,
nunca
debe estar ausente:
la
verdad, la belleza y la armonía.
©
Jcb