Grandes
alarmas nublan la luz de la tierra,
los
humanos, sus ocupantes, son a la vez,
iguales
y desiguales.
Lo
dispar, cada día es mayor,
lo
que genera una gran injusticia;
la
mayoría de la veces,
fomentada
tanto por grupos de individuos como
por
los gobiernos,
pues
estos son muy duchos en
abandonar su razón de ser,
ello,
sin distinción de su raza y color político.
Por
contra, no ciertamente como contrapeso,
la
estupidez, se presenta como solución
pues
su in crescendo logra un reparto más igualitario,
la
que no parece que tenga freno,
por
ninguna de las dos vías posibles:
la
educación y la formación académica.
La
educación, por lo común “brilla por su ausencia”,
la
formación académica,
ha entrado en un absoluto mercantilismo,
igual
que la sanidad,
por
lo que “la hemos cagado”.
©
Jcb