El
mundo y la ignorancia,
yacieron
juntos,
fecundaron
un hijo y,
cuando
la criatura despertó a la vida,
le
llamaron religión,
le
dejaron crecer y con el paso del tiempo
devoró
a todo cuanto a su alrededor encontró.
Al
hijo le crecieron hijuelos de
todos
los tamaños y colores,
el
monstruo superó a todos.
©
Jcb