Todo abrazo encierra afecto,
reconocimiento,
ese contento
de
esperanza que sin lamento
gestiona
todo encuentro, acierto
que
se manifiesta con el acento
de
vida y competencia, aliento
que
genera belleza, cuyo viento
fuerza
toda armonía, mudo manto
que
facilita el hermanamiento
que
gestiona la paz social, asiento
de
la seguridad como cimiento,
que
revela generación y canto
de
verdad, que sin pesar, es talento
con
brillos y felicidad de niño.
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