Cualquiera
que sea tu deseo, tus
sentidos y la más
profunda razón de
tu ser, lo más
intrínseco de tu linde,
terminará por ganar
tus ímpetus.
Pueden darse
alteraciones de rictus,
pero ellas duran el
tiempo de un balde,
hasta observar tu
incomodidad cofrade;
de común tu vida es
igual a tus meritus.
Tu alma tiene sus
razones, sus esencias,
que de ordinario andan
al unísono
de tu sensatez,
vertiendo en su razón.
El respeto de cada
cual, es su libertad,
atalaya de ser y
opinión, conciencia
de la verdad personal,
unidad del yo.
©
Jcb