Pasión,
todo aquello que ilumina
el
seso, apasiona la vejez que el
niño
no supo ver. Es el cascabel
de
la expresión, tolera y acciona
el
buen juicio, valora sin mohína
y
con armonía, la vida con dulce miel,
soporta
y vive el yo/el nos. Arancel,
hálito
de la humanidad, boina
que
cubre fraternidad con excusas
y
pretextos, de quienes soportan la
permanente
construcción del yo/el nos.
Es
tolerancia, rumor de agua, ascuas
de
las fuentes de tu razón, asila
de
concordancia de todo interlocutor.
©
Jcb