miércoles, 19 de septiembre de 2012

Emoción



Fue a tus cinco meses de gestación,
cuando por primera vez sentimos tu impulsión,
impulsión fisiológica exterior.
Fue un sentimiento de calor, de emoción,
pues ya te comunicabas al exterior.

Era desde mucho antes que ya sabíamos de tu existencia,
sobradas muestras las teníamos a cuestas.
Era una existencia querida y deseada,
donde todos los calificativos del deseo quedan cortos.

Fue la hora de la verdad,
el momento del logro de la ilusión.
Eres la criatura esperada con sano corazón,
¡qué comparación, no todos los gestados
encuentran ese grado de corazón!

¿Pero qué es la vida?
¡”una ilusión”!.

Es la ilusión de unos y otros,
¿es la búsqueda de mi yo?.
Es como toda naturaleza:
la proyección,
la reencarnación,
es en definitiva la lucha humana,
la sucesión, lucha del más allá,
que supera la existencia del propio corazón,
músculo sujeto a un tiempo,
a una vida, al reloj.

No obstante no es este el caso
que no une a los dos.
tu hoy criatura humana en gestación,
yo padre ilusionado con tu alborada,
más que la del propio sol.

Son tantas las cosas que pienso y pretendo,
que no se cual de ellas serán primero,
pero eso sí, queda y está presente
el aserto cierto y severo,
que seas tú quien escoja primero.

No es el deseo de proyección,
pero si es la ilusión:
verte crecer, correr, cantar,
progresar y también llorar.
Gemir las amargas
tristezas de este telar,
donde la vida
“no es coser y cantar,
pero sí es hilar,
hilar un ovillo sobre otro
del buen obrar, crecer y desarrollar.

No es sólo en obra y gracia,
es más, es hacerlo en la verdad.
La verdad que da la vida,
la verdad que da la lucha,
la verdad que da el sol de cada día
en el constante esfuerzo y superar.

Sí criatura, con todo esto te espero,
con ello y muchas cosas más
trabajaremos los dos y más.