Aquello
que fue, es lo que no volverá
a
ser; por tal ya forma parte de la
historia;
es a su vez la raíz, la basa
y
fuste de cuanto somos; cimera
superior
de voluntad y razón, acera
por
donde camina la verdad; gozarla
es
la dicha más humana; acuarela
donde
se presenta la vida certera.
El
tiempo pasado es la luminaria
de
hoy, marca el camino por donde
se
conducen las gentes observadoras.
Quienes
observan, meditan y hacen honor
a
sus tiempos pretéritos, son garantía
de
la llama recibida, base de su futuro.
©
Jcb