Todo
acto humano exige de
disciplina
física y mental, tal
hecho
precisa confluencia natural
para
que todo camine acorde
en
fortuna con voluntad y mente,
donde
la inteligencia sea arrozal
que
genera el albedrío sin bozal,
producto
de sosiego y razón, donde
se
forja la ilusión, concordia del yo
que
armoniza crecimiento y paz
interior,
espacio que sustenta unidad
del
ser, lugar de encuentro, alivio
sin
recato donde madura la ciencia
mental
que genera la porfía del ser.
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Jcb