Frío
y desarmado queda el timonel,
la
barca, más pronto o más tarde, el
mar
dará cuenta de sus restos, aquel
navío
había alcanzado su arancel.
Logrado
el túnel del tiempo, el bajel
de
la vida ve su atardecer, el capitel
lo
deteriora el tiempo y el dosel,
quien
termina por no cubrir el nivel,
siendo
junto a la plomada equilibrio
de
verdad y justa soberanía, con
precisa
causa de vida y dirección.
Todo
timonel conoce el manubrio
y
su carta de navegación, cual arcón
superior
de residencia y gestión.
©
Jcb