Tres
son los estados de los humanos
que
anulan la voluntad y la razón,
donde
la persona sin caparazón,
sucumbe
a las fuerzas por adornos,
de
garra superior, niegan los modos,
de
equidad: amor, dioses y sinrazón
por
imposición, gravan toda condición
de
sensatez, los que alientan abonos
de
deserción, exigiendo con verdad,
principios
adictos de paz, oración
de
la humanidad donde la voluntad
se
empeña en producir calidad,
juicio
y justicia que ordenan acción
tras
la armonía por su afán de unidad.
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Jcb