Con
su chalupa serpentea las aguas
bravas,
tras su búsqueda de la verdad,
el
chamizo le da cobijo, en abundad
con
camastro de cañizas menguadas.
El
viejo chamán se cubre con ascuas,
en
la fría noche, su chamal en acodad,
le
protege del frío, la lluvia con bondad;
su
vieja racial son lunas adosadas.
Su
colorido chamanto, es opción
de
segunda elección, chambergo
que
le proporciona mejor posición.
La
vieja chambra de su anciana madre,
no
es solución, las aguas la postergó,
a
mero remedo de la habitación.
©
Jcb