Ante
mi amplio horizonte se extiende la gran llanura,
el
aire fresco de la mañana sacude mi rostro;
el
paisaje es plano, pues las ondulaciones no entorpecen
la
visión de la gran extensión.
Los
colores que se presentan a mi vista,
son
de lo más variado: rojos, amarillos, blancos, marrones,
ocres,
verdes, todos ellos con diversas tonalidades,
lo
que no desdice de los fuertes colores de la tierra.
Como
el sol aún no se ha adueñado de la mañana,
la
escarcha está presente en todas las plantas,
la
carretera y los caminos están mojados;
los
animales son escasos, aún siguen en sus guaridas;
refugio
que les sirven de protección de la naturaleza y
defensa
ante las agresiones de los animales humanos;
los
vientos, siendo invisibles, se hacen presentes,
mi
rostro es azotado con doble ración.
©
Jcb