La
tierra que pisas está compacta,
no
imagines que está muerta, está prieta
para
asir la germinación; despierta
tu
mirada, aviva la razón, pacta
la
vida que te guarece y en exacta
mirada,
cambia aquello que te aquieta;
con
magnánima gestión viva y abierta,
sea
ella tu vigor que se refracta.
Los
ríos, valles y montañas tienen
su
razón de ser y estar, son unidad
en
su diferencia e individualidad.
Ellas
y ellos se nutren y mantienen
vida
y orden, viviendo esa ajenidad
en
alianza que suma la gran verdad.
©
Jcb